El silencio en los adolescentes
Son muchos los padres que se preguntan por qué mi hijo adolescente no quiere hablar conmigo.

EL SILENCIO DE LOS
ADOLESCENTES
Son muchos los padres que se preguntan por qué mi hijo adolescente no quiere hablar conmigo. Hay múltiples maneras de ver esta situación, pero he visto algunos denominadores comunes ante este tipo de inquietudes y pedidos de ayuda.
Generalmente se trata de familias en donde la comunicación no es fluida y no se gestionan espacios de diálogo. A veces como padres pensamos que “vamos a cosechar donde no sembramos”, este es el caso de matrimonios que no resuelven los problemas hablando, dejan muchos silencios en el medio y el niño va creciendo con esa configuración psíquica de que las cosas no se hablan, de que “hubo un problema y pasó, y ya está…” Cuando sea adolescente, manifestará y hará lo que ha visto y aprendido.
“¿Por qué nuestro hijo se apartó completamente de nosotros?”, preguntan muchos padres.
Hay algo que se conoce como “brecha generacional”, explicándola en un lenguaje sencillo, tiene que ver con diferencias que existen entre dos generaciones como es el caso de padres e hijos y el distanciamiento que se produce entre ambas por los fuertes paradigmas que convergen en cada una.
Muchas veces como padres tenemos una mirada enjuiciadora hacia los jóvenes, les decimos frases como “yo a tu edad trabajaba, me hacía cargo de cuestiones importantes y mira vos…con el celular todo el día”. Esto no implica que no haya que poner límites ni confrontarlos a veces. Pero si es una relación que se caracteriza por este tipo de intervenciones y nos paramos continuamente desde una vereda enfrentados opinando o diciendo “cómo ellos deberían ser o hacer”, y no se gestionan espacios de dialogo y reflexión, no estaremos más que distanciándonos de ellos.
Es clave aclarar que en la etapa de la adolescencia una de las cosas más importantes que se gestionan psíquicamente tiene que ver con la consolidación de una identidad, de un “quien soy” y es importante generar en ellos la confianza para que la descubran.
Algunos ejemplos: propiciar diálogos que tengan que ver con sus gustos, preferencias, acercarte vos a ellos sin tanto prejuicio y tirarte a jugar a “la play”, salir a merendar con tu hija adolescente a algún lugar que le guste, etc. Es sumamente sano que tu atención esté puesta en el interés que tenés en conocerlo, en conocerlo más, en saber qué piensa de la vida, de algunos asuntos.
En vez de decirle cómo resolver algo, preguntarle ¿Cómo crees que es la mejor manera de resolverlo? ¿En qué te puedo ayudar?
Todo esto acorta distancias, desarrolla autonomía y autoconfianza en ellos lo cual es vital para el desarrollo de una identidad sana.
ESCRITO POR EL STAFF AYUDA EN LAS EMOCIONES
"si es bueno para vos que lo sea para otros, pasalo"